En el año 2021, cuatro amigos decidieron convertir su pasión por el vino en una empresa que trascendiera fronteras. Joshef, con su visión estratégica y conocimiento del mercado, vio una oportunidad para crear una bodega que combinara tradición y modernidad. Tania, con su talento para las ventas y la gestión comercial, entendió que este sueño no solo debía quedarse en su país, sino llegar a mercados internacionales. Erick, experto en enología, quería que cada botella contara una historia, garantizando un proceso de producción impecable y vinos de alta calidad. Y Elsy, con su creatividad y sensibilidad por el branding, imaginó una identidad que reflejara la esencia de su tierra y conquistara el corazón de los amantes del buen vino.

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Desde el principio, sabían que Cosecha Real debía ser más que una bodega; tenía que ser un símbolo de excelencia y autenticidad. Buscaron las mejores tierras para sus viñedos, perfeccionaron técnicas de vinificación y definieron una estrategia de exportación que, en pocos años, llevaría su vino hasta Italia. Con esfuerzo, cada barrica que llenaban era un paso más hacia la materialización de su sueño.

 

El año 2021 marcó el inicio de su legado. Las primeras cosechas, trabajadas con dedicación y un respeto absoluto por la tradición vinícola, empezaron a generar reconocimiento. Las noches largas de planificación, los desafíos financieros y las dudas sobre el mercado internacional nunca fueron lo suficientemente grandes para quebrantar su determinación. Y así, con la primera exportación, Cosecha Real dejó de ser solo un proyecto y se convirtió en una historia de éxito.

Desde entonces, sus nombres han quedado ligados a la historia de la bodega, recordando que lo que empezó como un sueño entre amigos, terminó como una marca que conquistó el mundo del vino.